De poder escoger entre los tres amigos del invierno, sin duda el más chino de todos ellos sería zhu (‘bambú’), que tan pronto sirve de alimento como deviene pincel, estaca del huerto, cuchillo, botón, papel, silla o abanico. Aguja o hilo. Dice, de este flexible milagro vegetal (Bambusa arundinacea), el clásico Zhu Pu o ‘Tratado del bambú’:
Cuando puedas doblarte sin romperte, ser flauta y amigo del viento, conservar tu verde vigor, crecer junto a otros sin perder altura, estar vacío por dentro pero robusto por fuera; y ofrezcas tus brotes sin temer a ser desposeído, y la lluvia te acaricie y la cola de la marta y la mano de un artista—tú mismo—te guíen por la vida, sereno y noble, dale gracias al bambú que lo hizo antes que tú.18