Antes de poder reaccionar, veo a alguien sentándose tranquilamente delante de mí. Trago saliva cuando me encuentro con unos ya familiares ojos entre el verde y el azul que se me clavan en el alma.
Me encuentro a mí misma mirándolo fijamente y me obligo a parpadear para volver a la realidad.
—Hola, Brooke.
Bueno... parece que sí se acuerda de mí.
Y sigue pronunciando mi nombre de esa manera tan odiosamente perfecta.