—El inicio, ese me lo aprendí bien. Dice así: “Uno piensa que los días de un árbol son todos iguales. Sobre todo si es un árbol viejo. No. Un día de un viejo árbol es un día del mundo”. Eso es lo único que recuerdo al pie de la letra. Y luego, lo que pasa es la vida de un álamo de doce años, un árbol que recuerda su vida.