Sus comedias —aparentemente fantasías verbales y burlas groseras destinadas a provocar la risa del pueblo que asistía a las fiestas— son el testimonio de su actitud reflexiva ante los problemas de la sociedad de la época y la expresión de sus profundas convicciones de ciudadano interesado por la política, que se pronuncia contra la guerra, de la que responsabiliza a los demagogos, y critica la crisis moral provocada por los corruptores de la juventud.