Peter Russell

la práctica de soltar –que suele equipararse con la renuncia a las cosas de las que el ego pretende derivar algún beneficio–

El principio del despertar espiritual reside en la comprensión de que no somos la voz en nuestra cabeza, sino quienes tenemos conciencia de dicha voz. Somos la conciencia que hay detrás de nuestros pensamientos.

En consecuencia, debemos abordar el soltar no como algo que hacer, sino como un des-hacer el aferramiento.

Imaginemos que sostenemos una piedra. Sostenerla exige un esfuerzo que mantiene tensos los músculos de la mano. Para soltarla, relajamos los músculos y dejamos de agarrarla. Dejamos de sujetar y soltamos.

Lo mismo ocurre con la mente. En este caso, el aferramiento que tenemos que soltar es de naturaleza mental: nos aferramos a determinadas actitudes, creencias, expectativas o juicios. Tenemos que permitir que nuestra mente se relaje y que, literalmente, se «suelte».

Pensar amplió nuestra relación con el tiempo.

El ego del que debemos deshacernos no se refiere a lo que los psicólogos denominan «ego sano», una sensación de autoestima importante para el pleno desarrollo psicológico que nos ayuda a establecer relaciones significativas y a afrontar los retos de la vida, sino a la modalidad de pensar egocéntrico que asume que la felicidad depende de lo que tenemos o hacemos y que nos lleva a utilizar el mundo para nuestros propios fines.

Si sueltas un poco, obtendrás un poco de paz. Si sueltas mucho, tendrás mucha paz. Si sueltas completamente, alcanzarás la paz completa.

Si sueltas un poco, obtendrás un poco de paz. Si sueltas mucho, tendrás mucha paz. Si sueltas completamente, alcanzarás la paz completa.

«Suelta lo que no existe».

Si sueltas un poco, obtendrás un poco de paz. Si sueltas mucho, tendrás mucha paz. Si sueltas completamente, alcanzarás la paz completa.