Monica Zwaig

Lo habían detenido y llevado a la cárcel, donde se suicidó. Todo eso sucedió en menos de cuarenta y ocho horas. Una tragedia express.

Tenía un loro que se llamaba Pedrito. Un día mi abuela abrió violentamente la puerta de la cocina y aplastó a Pedrito contra la pared.

Por primera vez, aprendía a disfrutar del sueño y se lo debía mucho a la pequeñez. Era también el principio de mi adolescencia, cuando uno descubre de repente que dormir tiene sentido.

Él ya había hecho ese camino de la alta moralidad en el colegio católico y también en la revolución. Mamá se había salido sola de la moralidad de papá y nos había dejado ahí en nuestra casa gigante.

De a poco le agarraba la mano a mamá para llevarla a un mundo de oscuridad con mucha luz.

las casas grandes son criaderos de soledades.

Para nosotros fue un balde de agua fría sobre la cabeza, seguido por una lluvia fría y un largo invierno con ropa de verano.

Un día la profesora de economía nos explicó cuál era el sentido de la vida: encontrar otro planeta habitable, porque estaban destruyendo el nuestro. Destruir y huir era el sentido de la vida de la humanidad,

En mi mochila tenía un diccionario para aprender el español. No era un idioma totalmente desconocido para mí. Había escuchado a mamá de vez en cuando y también a Julio Iglesias.

cada vez que puedo sufrir, sufro, porque mi padre es judío y es de izquierda. La izquierda no quiere ganar, la izquierda quiere sufrir.