Me sorprendió cómo me tocó: con pesadez, con calidez, pero sin una urgencia que pudiera asustarme. Todo lo contrario. Sentí varias veces el deseo de presionar mi cuerpo contra el suyo, de rodearlo con los brazos y hundir la nariz en su pecho para notar todavía más el olor de su cuerpo, para inhalar ese aroma que tanto me recordaba a las montañas.
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Mi cuerpo se tensó de pronto. En un gesto automático, levanté la mano para acariciarle la espalda
Ay memoria memoria 😭
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No pasa nada. Todos tenemos algo que nos atormenta y sobre lo que no nos gusta hablar
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aun así, me sorprendió lo vacío que me pareció el piso sin él.
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Es que, además, en esos momentos volvía a caer en mi antiguo patrón de conducta. Volvía a sentir un vacío en mi interior y no tenía la menor idea de lo que tenía que hacer para llenarlo
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Había cosas que simplemente eran ineludibles, por mucho que uno deseara escapar a ellas.
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—¿Tanto control tiene tu madre sobre ti? —preguntó acercándose a mí. Pude notarlo sin tener que mirarlo—. No tienes que hacer todo lo que ella quiere que hagas, Allie. Ignoro lo que te ha hecho, pero no olvides que ya eres mayorcita y puedes hacer lo que te dé la gana
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—Sé que estás acostumbrada a quitarte a la gente de encima, pero te lo repetiré una vez más por si no te había quedado claro: cuando te pregunto qué te pasa es porque quiero oír una respuesta
Kaden basta ...me enamoras 🧍♀️
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Las palabras luchaban por seguir saliendo de mi boca, pero de repente desapareció todo excepto Kaden, envolviendo mis mejillas con sus manos, cálidas y ásperas. Empujó mi cuerpo contra la cómoda, sus caderas se pegaron a las mías y sus labios impidieron que siguiera hablando
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Puedo hacer lo que me dé la gana. Si quiero hacer insinuaciones, las hago. Si quiero salir de excursión contigo —dijo dejando su plato sobre la mesita y recostándose en el sofá para quedar más cerca de mí—, lo hago y punto. Y si me apetece besarte —continuó apoyando las manos a ambos lados de mi asiento—, te aseguro que lo haré. Soy yo quien marca las reglas.