Ronaldo Ménéndez

La escritura de viajes tiene que ver con la realidad a través de lo que puede ser visto, oído, olido, palpado, degustado; y es allí, en lo concreto, donde operan los sentidos y donde se obtienen las verdaderas revelaciones.

en primera instancia, por una sola cosa: el lugar al que ha ido.

Y ya lo dijo Voltaire: el secreto de ser aburrido es querer decirlo todo.

el veneno está en la dosis.

el truco está en inventarnos recursos para recuperar fácilmente la información de nuestro viaje.

Las plantas buscan energía, los animales conservan espacio (son territoriales), y los seres humanos acumulamos tiempo.

Somos seres temporales, hechos de memoria, de ahí que nuestra percepción del tiempo sea mucho más que eso que llaman «el sentido objetivo del tiempo».

Premisa: cuando narramos, creamos una «ilusión de temporalidad» a partir de la correspondencia entre el tiempo real (TR) que pretendemos recrear, y el espacio narrativo que le dedicamos (TN).

cuando narramos, dilatamos, comprimimos, fragmentamos o imitamos el tiempo real.

Dos recursos retóricos contribuyen a la deceleración: la descripción y el análisis.