-Sí, dije, es un triste oficio, ¡y no sirve más que para la satisfacción de algunos caprichos de la moda! Pero, dígame, capitán, ¿qué cantidad de ostras puede pescar una barca en una jornada?
-Alrededor de cuarenta o cincuenta mil. Se dice que en 1814 el gobierno inglés, dedicado a la pesca por su propia cuenta, obtuvo que sus buceadores en veinte días de trabajo extrajeran setenta y seis millones de ostras.
-¿Por lo menos, pregunté, los buceadores serán suficientemente retribuidos?
-Apenas, señor profesor. En Panamá no ganan más que un dólar por semana. Frecuentemente perciben un centavo por cada ostra que contenga una perla, ¡y son tantas las que no las tienen!
-¡Un centavo para estas pobres gentes que enriquecen a sus patronos! ¡Es cosa indignante!