Soy mucho más que eso y tú puedes sentirlo —habló acorralándome contra el borde de la piscina; sentí su piel desnuda rozar la mía con suavidad, el calor de su cuerpo—. Es casi como si volviéramos a ese verano —susurró cerca de mi rostro. Mi corazón estaba latiendo con fuerza, observé sus tentadores labios—. Vamos, nadadora, di algo —susurró con ojos brillosos, casi como si me estuviera pidiendo permiso para dar el primer paso.