Sara Quijano

No es nada nuevo que los personajes literarios, en ocasiones, ofrecen mayor consuelo a nosotros los lectores que las personas reales. Aquellos que solemos refugiarnos en las páginas de los libros en busca de respuestas (aunque muchas veces volvamos al mundo con más preguntas), o en busca de entendimiento, o en busca de simpatía, sabemos que, en ocasiones, calienta más el fuego de la hoguera que hallamos entre las portadas de un libro que las hornillas reales de la estufa de nuestra casa.

Son nuestras decisiones lo que nos define, Billy… no lo que nos pasa.

Y esa chispa en la mirada que lo aleccionaba con una sola y única sentencia de vida: que basta tener amigos para prescindir de todo lo demás.

Que no se puede cambiar lo que está hecho. Que son nuestras decisiones lo que nos define, no lo que nos pasa. Una lágrima asomó a sus ojos.

Ebenezer solo regala golosinas y limericks

n pequeño dibujo de aquel a quien está regalando el poema

ciertas tierras lejanas.
Han de cambiar las mañanas.
Megan, realiza ese viaje.
¡No importa que no haya equipaje!
¡Menos pereza y más ganas

En ciertas tierras lejanas.
Han

Son los tesoros de nuestro querido Bill

í, Ebenezer Scrooge decide no retrasar más su partida porque, creélo o no, aún no son ni las cinco y la oscuridad ya ha caído sobre cada uno de los súbditos de la reina Victo