Un libro triste aunque bello en su redacción, en las descripciones. A veces la falta de valor nos separa de quienes queremos y nos aleja del que pudiera haber sido nuestro destino.
Triste pero potente
Sigamos con las matemáticas, pero esta vez tendremos que ir a Italia, más precisamente a Turín y Piamonte.
“Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios, sospechosos, (…) ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los matemáticos llaman primos gemelos: son parejas de primos sucesivos, o mejor, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que les impide ir realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41 y el 43.”
Paolo Giordano me ha sorprendido y ha hecho trizas mi sensible corazón, que hermoso, pero que desolador; el título en si es muy fuerte, porque estamos hablando que, en una sucesión de números, en un conjunto, siempre hay entes solitarios, no importa si el 11 y el 13 están separados por el número 12, están lejos uno del otro por ese espacio, y cercanos como la secuencia, en este libro, Mattia es el número 2.760.889.966.649 y Alice el número 2.760.889.966.651.
La causa de esta hecatombe es su número 12: Viola, ella no es un personaje digno, ni mucho menos, es una niña consentida que hace y deshace con todo a su alrededor, que le roba las historias a su hermana para contarlas como suyas y forjarse un nombre y una reputación, tristísimo su caso; pero es el eje por el que estas almas solitarias que se entrecruzan en una escuela italiana.
“Si se tiene paciencia y se sigue contando, se descubre que dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio silencioso y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la angustiosa sensación de que las parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo, topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos.”
Mattia es un joven solitario, con muchas cicatrices, ensimismado, devoto del estudio y las matemáticas por qué es lo único que sabe hacer, inesperadamente, en Alice un amor complejo y lejano, ella es una chica que vive con un profundo rencor a su padre y que, en su afán de sentirse aceptada y respetada, sucumbe al “encanto” de Viola para terminar tomada de la mano de Mattia, ambos, con sus cicatrices, accidentes y olvidos, compartirán una vida en solitario.
¡Que bella historia! Pero también, que historia tan llena de soledad y nostalgia, ambos, como ondas, oscilan en el tiempo y el espacio, se acercan, se contraen, se expulsan y se expanden, parecen una coreografía paralela, son y no son, están, pero se han alejado, comparten y no están juntos; un tercer nombre a esta separación: Soledad ¿Quién no podría reflejarse en algún momento con Alice o Mattia? Todos nos hemos sentido ateridos ante el halito despiadado de la soledad, no significa que le temamos, pero sí le tenemos un poco de cuidado. Esta novela está cargada de detalles que hacen de su lectura una experiencia especial, como lector, encontrar historias así, plenas y completas, es un revulsivo espectacular.