En mi casa todo era seguro. Los lunes se comía lentejas, los martes guiso de verduras con papas doradas. Los miércoles carne con algún agregado y los jueves fideos con salsa. Los viernes se hacía «el festival del concho», una dinámica que inventó mi mamá y en la que se podía sacar una porción congelada de alguna de las comidas de la semana. Juanita siempre me pedía que la invitara al festival del concho, decía que era como ir a un restorán.