He intentado recrear lo inescrutable. He convertido mi propia ansia en práctica, he sometido a todos los que han pasado por mi vida a una lectura minuciosa e inapropiada que de vez en cuando ha encontrado el modo de llegar (a menudo de forma insuficiente) a la pintura. Y cuando estoy a solas conmigo misma, esto es lo que espero que alguien haga conmigo con manos implacables y decididas: plasmarme en el lienzo para que, cuando ya no esté, quede constancia, prueba, de que estuve aquí.