Maurice Leblanc

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Pero fuera de toda consid

Arsène Lupin, caballero ladrón, volverá cuando el mobiliario sea genuino.

no piensa únicamente en el robo que comete, sino en todas las circunstancias que podrían señalarlo.

A tal grado el famoso ladrón complacía a las masas por su facilidad de palabra, su alegría, su diversidad, su capacidad de invención y el misterio de su vida.

–Yo mismo –me dijo alguna vez– no sé bien quién soy. Frente al espejo, ya no me reconozco.

–Espero que renuncie a sospechar del infeliz de Lupin –se rio sarcásticamente monsieur Dudouis.

Ganimard hizo una pausa, reflexionó y contestó con voz grave:

–Precisamente cuando no comprendo es que sospecho de Arsène Lupin.

Por qué? Porque con este hombre Lupin trabajamos en el vacío, al azar y, en lugar de deducir la verdad de hechos concretos, hay que sacársela del cerebro y verificar enseguida si corresponde a los acontecimientos.

–No te amo porque deba, Clotilde, sino por la simple razón de que te amo.