María Parr

—Verás, Theíco, cuando estás triste porque echas de menos a alguien, significa que quieres mucho a esa persona. Y querer a alguien es lo más bonito que hay en el mundo. La gente a la que echamos de menos, la llevamos dentro de nosotros —me explicó, dándose un golpetazo en el pecho que retumbó por toda la habitación.

A veces pienso que a Ylva podría caérsele la casa encima sin que se diera cuenta. Así que Lena agarró el libro de matemáticas y lo empujó por la mesa.
—¡¿Te alegraste mucho de tenerme aunque tuvieras que dejar la escuela y papá se largara?! —gritó

No. No me alegré mucho —dijo.
En la cocina de las Lid se hizo un silencio sepulcral.
—¿Cómo? —dijo Lena desde la puerta.
—Era demasiado joven. Tocaba en un grupo y estaba en mitad de un curso escolar —dijo Ylva—. Y el que era el padre, no quiso ser papá. Así que no me alegré, estaba aterrada