Una cosa que se desarrolla en un niño (aquello que debe ocurrir específicamente, con precisión, para que haya éxito en alguna actividad) no es la prefiguración de esa excelencia, no. No es la capacidad para producir grandes cosas menores que vayan en ascenso, como una escalera. Es más bien una especie de apatía que se propaga a otros asuntos, despejando ese asunto en particular.