Stasi había desarrollado un método seudocientífico, el «muestreo de olor», para encontrar a delincuentes. La teoría se basaba en que todos tenemos un olor que nos distingue y que vamos dejando allá por donde tocamos. Este olor se puede aislar y, con la ayuda de perros entrenados, comparar para encontrar coincidencias. La Stasi llevaba sus perros y sus botes a una localización en la que sospechaban que había habido una reunión ilegal y probaban a ver si los perros podían captar olores de gente cuyas esencias ya tenían en botes.