Muchos conocen el famoso aforismo de lord Acton «el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente». Pero Acton hace antes un llamamiento a juzgar a quienes ostentan el poder con un rasero más alto que a los demás. La historiadora, y premio Pulitzer, Barbara Tuchman escribió que somos menos conscientes de que el poder
genera locura, de que el poder de mando impide a menudo pensar, de que la responsabilidad del poder muchas veces se desvanece conforme aumenta su ejercicio. La general responsabilidad del poder es gobernar de la manera más razonable posible en interés del Estado y de los ciudadanos. En ese proceso es una obligación mantenerse bien informado, prestar atención a la información, mantener la mente y el juicio abiertos y resistirse al insidioso encanto de la estupidez. Si la mente está lo bastante abierta como para percibir que una determinada política está perjudicando en vez de servir al propio interés, lo bastante segura de sí misma como para reconocerlo, y lo bastante sabia como para cambiarla, eso es el summum del arte de gobernar.