Al seguir el camino correcto de la forma que describí en las páginas anteriores, ganas un crecimiento continuo para ti y se lo das a todos los que hacen negocios contigo.
Eres un centro creativo, que irradia crecimiento hacia todos.
Ten seguridad de esto, y transmite seguridad al respecto a cada hombre, mujer o niño con quien tomes contacto. No importa cuán pequeña pueda ser la operación, aún si es solamente la venta de una barra de caramelo a un niño pequeño, pon en él la idea de crecimiento, y asegúrate de que el cliente quede afectado con ese pensamiento.
Transmite la impresión de progreso con cada cosa que hagas, de modo que todas las personas reciban la sensación de que eres un hombre que progresa, y que haces progresar a todo aquel que hace negocios contigo. Incluso dales el pensamiento del crecimiento a las personas con quienes tienes un simple encuentro social, sin ninguna intención de hacer tratos comerciales, y a quienes no intentas venderles nada.
Puedes transmitir esta impresión si mantienes una fe inquebrantable de que tú, por ti mismo, estás en el camino del crecimiento y dejas que esa fe te inspire, te llene y se extienda a cada acción.
Haz todo lo que haces con la firme convicción de que eres una personalidad que progresa, y de que estás haciendo progresar a todos.
Siente que te haces rico y que, al hacerlo, haces ricos a otros y dispensas beneficios a todos.
No presumas o te jactes de tu éxito, ni hables sobre este innecesariamente; la verdadera fe jamás es presumida.