Algunas guerras se ganan con bombardeos. Para los pueblos de los Estados bálticos, esta guerra se ganó con fe. En 1991, después de cincuenta años de ocupación brutal, los tres países bálticos recuperaron su independencia, de manera pacífica y con dignidad. Prefirieron la esperanza al odio, y demostraron al mundo que hay luz hasta en la noche más oscura. Por favor, investiguen lo que ocurrió y cuéntenselo a alguien. Esas tres naciones diminutas nos han enseñado que el amor es el ejército más poderoso. Ya sea el amor a un amigo, a la patria, a Dios o incluso al enemigo, el amor nos revela la milagrosa naturaleza del género humano.
Ruta E. Sepetys