A largo plazo, debemos acabar con la industria avícola tal como la conocemos. La gripe aviar surge ahora a través de una red globalizada de producción y comercio avícola empresarial, donde evolucionan primero cepas específicas. Debemos transferir gran parte de la producción a explotaciones más pequeñas de propiedad local.
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Los monocultivos genéticos de aves domésticas deben desviarse hacia viejas variedades tradicionales, como cortafuegos inmunitarios. Las aves migratorias, que constituyen una fuente de cepas de gripe, deben dejar de depender de las tierras agrícolas donde infectan a las aves de corral.
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Para ello, hay que restaurar los humedales de todo el mundo, hábitat natural de las aves silvestres.