Barthes se entregó a la escritura interpretativa igual que otros se entregan a la música, con la sensación de estar yendo contra natura, contra el lenguaje natural, que para él era falso u ocultaba lo engañoso de lo no dicho. Con ello hizo más suyas las leyes (ultralingüísticas o infralingüísticas), unas leyes que consideraba indispensables para la condición humana, unas normas lingüísticas que transmitían no solamente las leyes del significado, sino también