Se aferra a la vida
Me gusta cómo se contrapone, porque las personas normalmente sienten un cariño innato a los bebés. Representan la pureza, inocencia y dulzura. Además, el olor es una de las cosas que más importan en nuestra vida diaria, y el olor que emanan los bebés, o productos dirigidos a ellos, generan un sentimiento de dulzura y cariño. Así que el hecho de que Jean-Baptiste no desprenda ningún olor, es cómo estar en la nada, ante algo que no comprendes, y por tanto empiezas a tener y despreciar, porque no hay un olor con el que se pueda establecer una conexión, así que sólo puede ser visto cómo inhumano.
Me encantó esta oración. Porque refleja muy bien lo que las personas sienten y sentirán con Jean-Baptiste.
Las personas no pueden conectar con él, porque no revela nada de sí mismo. Ni de algo tan primario cómo el olor, hasta algo más extenso cómo quién es. Sin embargo, él puede oler a los otros a profundidad, sentirlos y ver quiénes son. La vida de nosotros está guiada por los aromas, ya sea por el olor que desprendes naturalmente, que está influido por hábitos alimenticios, o el aroma de los productos de limpieza.
Alguien que huele bien, nos inspira confianza, nos parece atractivo y agradable. Alguien con un olor desagradable, asqueroso o muy fuerte, nos resulta molesto, y no soportamos estar al lado suyo, ni tampoco podemos evitar hablar mal de ellos, criticar. Pero alguien que no huela a nada, es alguien desconocido, alguien que influye miedo, porque no los sientes, es invincible, cómo si en primer lugar no existiera, o su existencia resulta tan desconocida que es inquietante.
Primera, pero no última vez, en que Jean-Baptiste despierta la inquietud en otros.
Totalmente, el olor es lo que más atrae a las personas, lo que te captura. Si alguien pasa desprendiendo de un olor atrayente, atractivo y rico, nuestro instinto es intentar hallarlo con nuestra nariz.