En hebreo, árabe o francés, sin embargo, el uso del género gramatical da al discurso teológico una especie de dialéctica y contrapartida sexual que proporciona un equilibrio que falta a menudo en inglés. En árabe, por ejemplo, al-Lah (el nombre supremo de Dios) es gramaticalmente masculino, pero la palabra que expresa la esencia divina e inescrutable de Dios —al-Dhat— es femenina.