Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill y sus contemporáneos advirtieron de que la extracción de renta amenazaba con secar los ingresos y hacer subir los precios por encima de los costes necesarios para la producción. Su principal objetivo era impedir a los propietarios «cosechar donde no han sembrado», como decía Smith. Con vistas a ello, su teoría del valor-trabajo (discutida en el capítulo 3) se proponía disuadir a terratenientes, propietarios de recursos naturales y monopolistas de que fijaran precios por encima del valor del coste de producción, oponiéndose a los Gobiernos controlados por los rentistas.
La constatación del hecho de que las mayores fortunas se habían acumulado por vías depredadoras, a través de la usura, los préstamos de guerra y las intrigas políticas para hacerse con los terrenos municipales y labrarse onerosos privilegios de monopolio, llevó a una visión popular decimonónica de los magnates financieros, los propietarios y la élite gobernante hereditaria como parásitos. Era una visión que quedaba bien condensada en el lema «La propiedad es un robo»
Nota [Pierre-Joseph Proudhon]