Javier Zabala

Siempre le consideré una víctima de dos poderes malignos: la ambición y la indigestión.

Resumiendo, lo cierto era que Nippers no sabía lo que quería. O, si quería algo, era deshacerse completamente del escritorio de escribiente

Escribía con rapidez y con mucho cuidado y, cuando quería, no le faltaba un comportamiento amable. Además, siempre vestía de una manera correcta y así, sin querer, proporcionaba notoriedad a mi oficina, mientras que con Turkey yo tenía muchos problemas para intentar que no resultase un oprobio para mí.