Para que se concrete exitosamente una transferencia de conocimiento este debe ser internalizado por el receptor, quien, mediante la experiencia en la aplicación de este nuevo conocimiento –recibido de manera codificada, explícita– lo convierte nuevamente en conocimiento tácito, aunque no idéntico al del receptor, sino en lo que resulta de la interacción entre este nuevo conocimiento y sus estructuras cognitivas existentes, que lo recibirán y comprenderán de determinada forma y se acomodarán a este.