Fue uno de los más hermosos libros que leí en mi vida. Miren que aún recuerdo la introducción, sorprendente porque lo leí a mis 11 años, teniendo 18, parece haber sido ayer que mi profesora me pedía que lea aquel pasaje.
Gracias Juan Ramón Jiménez por enseñarme lo que es amar tanto a un animal, respetarlo y cuidarlo hasta el último de sus días.
Dicen que los libros forman parte de ti, pues construyen tu personalidad; bueno, definitivamente cuando me pregunten cuáles me hicieron ser quien soy, mencionaré este sin dubitar.