Edna Hotchkiss-Baines apenas la saludó. Estaba absorta conversando con una figura rechoncha y modesta desparramada al otro lado de la mesa
Marcia Ramosцитируетв прошлом месяце
–Estoy enamorado de la chica con la que me casé –dijo–. Una chica tranquila, una chica gris y beige, discreta.
–Eso… –Su cuerpo estilizado temblaba. Sus ojos brillaban, encendidos–. Esa anticuada…
–Una chica hogareña… –dijo casi eufórico–. Como
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–¿Qué es esto? –preguntó Howard. Se adelantó un paso y frunció el ceño. Sin esperar a que ella respondiera, murmuró–: ¿No teníamos uno de estos hace unos meses? –Tiró del cordón atado a la esquina de la caja.