Él era la chica, colmada de terror indescriptible; su corazón palpitaba, bombeaba adrenalina en su sistema; él quiso gritar, pero no pudo. Desde la opaca e inalcanzable profundidad de su psique emergió algo más, en oleadas; algo tan entremezclado con el terror que, al fundirse y transformarse en una sola emoción, pulsaba y vibraba y demandaba