En efecto, ella podía ser liberal de pensamiento, pero vivía como la más conservadora. Se había casado por la Iglesia como la gente decente, nunca se había opuesto a las demandas impuestas por su padre ni por su marido, había criado a un cura y a dos militares, tenía a sus hijas en casa cosiendo y haciendo punto de cruz, mientras en la intimidad de sus pensamientos abogaba por un mundo opuesto.