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Concha Fernández Martorell

  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    podemos hablar específicamente de pedagogía emancipadora cuando entendemos que la educación es un camino de liberación no solo para unos cuantos escogidos sino para todos. Esto quiere decir que tiene que ser una vía de acceso a unos derechos igualitarios y no solo la puerta exclusiva de obtención y reproducción de privilegios. Desde esta idea, que guía el sentido de las apuestas pedagógicas emancipadoras, el propósito de acoger la existencia se convierte en una lucha cotidiana contra las desigualdades, las injusticias y las exclusiones que la oprimen y la degradan.
  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    Concretamente, hay dos tensiones que necesitamos seguir pensando porque nos atraviesan de manera irresoluble: la primera es la tensión entre libertad y obediencia. La autonomía es una práctica de la libertad y de la obediencia al mismo tiempo, ya que no es la mera espontaneidad sino la determinación del propio pensamiento y acción. Implica, pues, algún tipo de límite y de obediencia. Una pregunta clave de la educación emancipadora es entonces: ¿Cuánta obediencia es necesaria para ser libre? O dicho de otro modo: ¿Cuánta determinación y, por lo tanto, limitación hace posible el ejercicio de la libertad? ¿Qué quiere decir obedecerse a sí mismo?
  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    ¿Puede ser que contengan una orden contradictoria con el sentido de la emancipación que proponen? ¿De qué manera contribuyen a controlar la existencia más que a liberar sus caminos?
  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    La libertad asociada al conocimiento es, pues, una condición excluyente y dudosa que genera un espejismo de progreso que deja muchas dimensiones de la existencia a la sombra y condenadas a la obediencia. Bajo la exhortación de la osadía, legitima una limitación y una nueva forma de opresión. Por eso las reacciones no se hacen esperar y, aún hoy, estamos debatiendo cuáles son las verdaderas condiciones de la emancipación.
  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    ¿Y si no es el saber lo que nos emancipa y nos hace más libres, sino la posibilidad y la capacidad de aprender?
  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    la emancipación real, la que no se contenta con ser un programa intelectual o cognitivo, sino que se encarna en unas vidas que actúan y que se quieren pensar por sí mismas con los otros, es necesariamente un contratiempo. Desde la experiencia concreta del contratiempo, el doble vínculo no es una contradicción en un sentido lógico: es un ritmo que no se adapta a la pauta dominante y que hace conjugables la tensión entre el yo y el nosotros, la obediencia y la libertad. Inscribe un ritmo que desmiente la unidad de cualquier sistema y que abre caminos y posibilidades de vida no contempladas ni contabilizadas.
  • Frida Arroyo Chiuцитирует6 месяцев назад
    como dicen un grupo de maestros argentinos, que hacen de la conversación la dimensión no esperada de la escuela, «la fuerza de la escucha se verifica en la invención del tiempo».16 El contratiempo de la emancipación es un asunto que exige de todos nosotros aprender a hacerlo: escuchar y acompañar este tiempo que se inventa, siempre, contra el propio tiempo. Llamémoslo futuro. O no. Es la vida cuando no se deja pautar, inventariar ni tasar.
  • Mariana Aguilar Doncelцитирует2 года назад
    Es estar, pues, en lo inacabado que somos: abiertos, expuestos, frágiles.
  • Mariana Aguilar Doncelцитирует2 года назад
    educar es tener la existencia de los demás, aquello que son y que podrían ser, entre manos.
  • Mariana Aguilar Doncelцитирует2 года назад
    Quien no sea consciente de este poder y de esta ambivalencia intrínseca de la educación no puede hablar propiamente de lo que implica: directamente relacionada con la existencia, puede matar o puede salvar.
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