¿Maestros? ¿Quién necesitaba maestros, si lo tenía a él para mostrarme el mundo que yo quería ver?
De modo que muchas veces durante el receso se nos ocurría algún plan y nos escapábamos. No me faltaban los argumentos para justificar en casa las horas de la tarde que pasaba con él: un evento, la biblioteca, la tarea en casa de alguien, una investigación de campo, cualquier cosa servía. Y, en parte, era verdad. Entrábamos a ver lo que estuvieran proyectando en la videosala, nos íbamos a la Biblioteca Iberoamericana a trabajar en el cómic, a leer e intercambiar autores, a hacer investigación de campo para alguna de nuestras historias. L