Lo que sucedió fue que, ajeno al significado de aquel hastío, me harté de estar siempre en movimiento, me harté de las tristes serenatas del alcohol, me harté de las amistades brutales, campechanas, bullangueras, que no significaban nada, me harté de vagar por los bosques de mujeres desesperadas, me harté del trabajo que me alimentaba sólo en el sentido más brutalmente literal.