Eres confusa, y eso me está confundiendo.
—¿Y cómo va a ser eso culpa mía? Estoy segura de que tu cabeza estaba bastante desordenada antes de que yo llegara.
Puedo sentir el aliento de Riden en mi cara. Está tan cerca y tan enfadado que casi me dan ganas de reír.
—No, no lo estaba —insiste.
Luego me besa.