Dos mujeres que trabajaran juntas en una oficina, pensó, aunque no se hicieran amigas íntimas, sentirían algún tipo de vínculo especial que las unía: toda la monótona rutina, las pequeñas desavenencias y la irritación que ambas sentían por los hombres
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Aun así, sospechaba que Marcia no había sido de mirarse demasiado al espejo. No daba la impresión de preocuparse mucho por su apariencia, en el mejor de los casos, ni siquiera con el pelo teñido
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Que dos mujeres compitieran por el amor de un clérigo empleando como armas de seducción la comida y el vino tenía algo de escandaloso, pero toda la historia cuadraba perfectamente. La humanidad que todos compartimos..
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Letty sentía por el clero un respeto anticuado que ya parecía en desuso en los años setenta, cuando en repetidas ocasiones había constatado en primera persona que, en muchos aspectos, eran igualitos al resto de los hombres, o incluso más
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Se mudaría (como es natural) a vivir con Marjorie en el campo tan pronto como pudieran organizarlo
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Al parecer hay otra mujer..., la encargada de una residencia de ancianos. Dicho de ese modo, sonaba fatal, y que hubiera «ancianos» involucrados, aunque fuera de forma indirecta, era particularmente preocupante
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Edwin se decantó por el fiambre de cerdo y el estofado de ternera; Letty, por las gambas y los melocotones en almíbar; y Norman, por las sardinas, las alubias blancas y los macarrones con queso
Dianela Villicaña Denaцитирует2 года назад
Muy bien —señaló Norman—, no vayas a hacer nada que no quieras, ni dejes que nadie te diga lo que debes hacer. Decide por ti misma. Al fin y al cabo es tu vida
Grisцитирует5 месяцев назад
Prudence Bates tenía ya veintinueve años, una edad que a menudo se considera crítica para una mujer que aún no se ha casado. Jane Cleveland tenía cuarenta y uno, una edad que puede proporcionar compensaciones que ni siquiera sospecha la ansiosa mujer de veintinueve.