Unos meses antes de morir, mi papá me llamó emocionado a decirme que TENÍA que leer este libro, que era el mejor libro que había leído en su vida. Me pidió que fuera en ese momento a comprarlo y que lo leyera de inmediato. Fue, creo, el último gran regalo que me hizo.
Me dijo que era un libro sobre mí, sobre mis libros, y por eso también un libro sobre él. Era un libro que nos contaba cómo llegamos aquí. No llegué a platicarle lo mucho que me gustó y lo importante que lo considero ahora, pero estoy segura que lo sabe.