Qué le diría? ¿Por dónde empezar? ¿Bastan las palabras para comprender todo el encadenamiento confuso de deseos, resoluciones, actos imprevisibles? ¿Cómo lo hacen todos aquellos que reconocen sus propios crímenes?... No reconozco mis crímenes, no deseé aquello por lo que se me inculpa. No sé qué deseé. Nunca he sabido hacia donde se dirigía esa fuerza enajenada dentro y fuera de mí, lo que destruía a su paso, a mí misma me aterrorizaba