Heather Dune Macadam

«una protesta penetrante que solo la muerte podía parar».

«no estaban del todo vivas, pero no estaban del todo muertas».

único medicamento para las prisioneras judías era el carbón medicinal. «Nos daban carbón para todo»,

Los lazos entre aquellas mujeres eran irrompibles.
Eran extraordinarias. Se salvaron unas a otras.

ayuno renovó su fe y su ética, les dio valor para resistir la tentación de la desesperanza. A pesar de las injusticias diarias que sufrían, lo que las SS no podían quitarles era la fe.

«les habían absorbido por completo el aliento que Dios había insuflado en sus almas».

Baťa era una de las compañías que más trabajo daba

¿Qué hija deja que a su padre le den una paliza de muerte? ¡Si Magda de verdad se preocupara por su padre, te habría salvado! ¿Qué clase de hija te dejaría sufrir tanto?

A primera hora del 21 de marzo, la policía local apareció en la puerta de la casa de campo de Adolf Amster con la Guardia Hlinka. Que llamaran a la puerta tan pronto por la mañana significaba solo una cosa. La madre de Magda corrió al dormitorio de su hija y la llevó a «un escondite debajo del tejado» de su amplia vivienda.

Las jóvenes entraron en el enorme edificio sin saber en absoluto dónde iban a dormir. Nadie se lo dijo, así que se fueron a los rincones y, sin ningún orden, colgaron hamacas en las que acurrucarse.