Nuestros cuerpos son de una construcción similar y están expuestos a las mismas influencias externas. De esto se deriva una semejanza de respuesta y una concordancia de las actividades generales en las que se basan nuestras reglas sociales, nuestras leyes y demás. Somos autómatas controlados totalmente por las fuerzas del medio, zarandeados como corchos en la superficie del agua, pero confundimos el resultado de los impulsos del exterior con el libre albedrío. Los movimientos y otras acciones que llevamos a cabo siempre preservan la vida y, aunque aparente