Realizar: tener bien claro qué se pretende que haga el equipo.
2. Aclarar: el equipo debe tener bien claro cuál es su propia misión, propósitos, objetivos estratégicos, valores, metas, roles y procedimientos, y comprometerse con ellos.
3. Crear en conjunto: el equipo será más eficaz cuando trabaje de forma colectiva en la creación del pensamiento que resultará en una acción, que siempre será mayor que la suma de los esfuerzos individuales.
4. Conectar: atraer al personal del equipo que lidera, a los clientes e inversores a los que sirve, a los proveedores, socios, supervisores y comunidades locales, todos ellos necesarios para realizar su trabajo. El liderazgo reside en la habilidad para transformar las relaciones e inspirar, motivar y alinear esas partes más amplias del sistema que son indispensables para transformar la contribución del equipo.
5. Aprendizaje fundamental: a menos que el ritmo de aprendizaje de todo el equipo sea el mismo o más acelerado que los cambios de su entorno, no se podrá progresar. Por eso, la principal disciplina consiste en establecer un compromiso con el equipo, no solo en cuanto al aprendizaje en sí, sino a saber cómo aprender con mayor eficacia.