No sé si sea irrespetuoso decir que a través de este libro conocí y amé a Liliana, me convertí en su amiga y en su admiradora, alcancé a verla recorriendo las calles en la Ciudad de México, degustando la comida y disfrutándolo absolutamente todo: conversaciones, compañía, cigarros, viajes, escritura y su pasión por la arquitectura. Qué hermoso y generoso lo que compartió con todos los que la conocieron.
Cómo describir este libro (no lo sé aún): un homenaje, una investigación, un retrato íntimo, un regalo a una hermana, una denuncia, una vida, un recordatorio, una recopilación de la excelente escritora que es y que fue Liliana.