e quedé aún más muda, por lo que Lulú, Mistral o el Espíritu me dijo:
—¿Sigues sin poder hablar? Está bien,
sahiradeniseцитирует2 года назад
dorso de la mano de su esposa. No le importaba siquiera que ella estuviera embarazada. Un día la mujer no aguantó más y le quemó la mano del mismo modo que él lo hacía, sólo que ella usó la plancha de la ropa.
sahiradeniseцитирует2 года назад
Todos podemos cambiar de piel: el desierto, los animales, las plantas, hasta los hom
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Enrique Escalonaделится впечатлением8 месяцев назад