Cuando hayas identificado la recompensa que te genera el hábito, analízala. Puede que las recompensas sean fisiológicas (como las endorfinas que produce el cuerpo después del ejercicio), mentales (satisfacción al completar un crucigrama) o emocionales (como sentirte apreciado por alguien). Pero además de esos buenos sentimientos, ¿qué más hace que anheles esa recompensa? ¿Acaso es conveniente, divertida, o fácilmente obtenible?