Esto, a su vez, también genera prejuicios sobre quiénes tienen capacidad y talento para la escritura. En otras palabras, no existen narradoras y narradores lo suficientemente buenos en las favelas como para llegar a la fama. El segundo problema que Evaristo halla con esta interpretación, es que separa y pone en oposición a la autora con respecto a la comunidad de la que proviene. Luego entonces, se amplifica el discurso opresor, pues se plantea que las personas de este origen no son productivas, ni valiosas, Carolina Maria de Jesus es “de las buenas” y es por eso que vale la pena leer su trabajo. Es planteada como una escritora talentosa a pesar de y no gracias a su comunidad de origen.