Por supuesto, no resultaba imposible odiar a Freddie: un cochino y un egoísta que se había atrevido a despreciar a uno de sus mejores amigos (porque sin duda Dickie era uno de sus mejores amigos) solamente porque sospechaba que era culpable de desviación sexual. Tom se echó a reír al pensar en aquellas palabras: desviación sexual.
¿Dónde está el sexo?, se preguntó. ¿Y dónde está la desviación?
Bajó la vista hacia Freddie y con voz baja y llena de resentimiento dijo:
–Freddie Miles, has sido víctima de tu propia mente retorcida.