día anterior a su caída había conducido hasta el gimnasio sin tener ni la más remota idea de que aquella iba a ser la última vez de su vida que iba a conducir un coche. La última noche en la cama de su casa. Cada vez iba a haber más y más de esos últimos momentos: la última vez que se iba a vestir solo, la última vez que iba a poder caminar.