una leyenda que trasmite Diogenes Laercio (VIII 3), Polícrates le dio a Pitágoras una carta de presentación para el rey Amasis de Egipto para facilitar que entrara en contacto con los sacerdotes de ese país. Varias noticias de los biógrafos tardíos refieren que se inició en los misterios de la religión egipcia, aprendiendo los jeroglíficos y la interpretación simbólica de su sabiduría, que luego adoptaría para sus enseñanzas. Quizá también allí, según es verosímil, aprendiera los conceptos básicos de la teoría de la reencarnación, de la cual sería el introductor en Grecia, aunque otros autores otorgan a Ferécides la prioridad en la noción de la metempsicosis, así como en otras enseñanzas místicas. En definitiva, la oscilación entre enseñanzas externas (egipcias, caldeas, indias) e internas (Creta, Ferécides, etc.) se perpetua también en las fuentes tardías: junto a la posible influencia de religiones orientales y extranjeras, es muy verosímil la conexión con otros sabios como Ferécides o Tales y con religiones y cultos como el orfismo o la mántica[21].