Desde pequeñas nos cuentan que estamos solas en este mundo, que no debemos depender de nadie. Después nos convencen de que somos mitades que deben encontrar a la otra parte, la que nos completa. Más adelante, que nosotras mismas somos el amor de nuestras vidas. Tantas opiniones e ideas solo se convierten en ruido blanco. Hay días en los que soy el amor de mi vida, otros ni siquiera me soporto. A veces existo y me siento ligera, otras quisiera que alguien cargara un poco del peso que llevo en la mochila. Y sí, eso está bien, he aprendido a aceptar que soy muchas versiones de mí.